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ARTÍCULOS SOBRE EDUCACIÓN


¿Su hijo es agresivo o tiene dificultades para expresarse?: aprenda a reconocer la diferencia

De un momento para otro, nuestros hijos, sobrinos o sus compañeritos de clase pueden comenzar a desarrollar comportamientos agresivos. Pelearse en la escuela, decir malas palabras y hasta pegarle a los padres pueden convertirse conductas rutinarias, desencadenadas por las excusas más intrascendentes.
Los chicos no tienen la madurez suficiente para controlar sus reacciones al ser contrariados, y pueden reaccionar con violencia. Algunos lloran, otros lanzan patadas o muerden a quien esté alrededor. "Ese descontrol debe ser investigado", alerta la sicóloga Rita Romaro. "Todos los niños tienen dificultades para controlar sus emociones, pero la manera como el tema sea tratado en el hogar será decisivo en la forma como se expresen tales sentimientos".
En nuestros primeros años de vida necesitamos ser atendidos inmediatamente en nuestras necesidades, lo que el sicoanálisis explica así: el hombre, cuando nace, sólo tiene la primera estructura mental, que representa los instintos. Es decir, un bebé que tiene hambre, llora sin pensar, no va a esperar que esté lista la comida, como sería el caso de un adulto. A lo largo de los años se va formando el Ego, que es responsable por desarrollar en el individuo la capacidad de enfrentar las adversidades o los deseos no atendidos. "Cuanto mayor sea su tolerancia a la frustración, mejor el individuo podrá relacionarse consigo mismo y con el mundo que lo rodea. En el caso de los niños, los padres son fundamentales en ese aprendizaje", dice la especialista Romaro.
Las causas de la agresividad
No todos los chicos son naturalmente agresivos, ni las causas se relacionan con ellos mismos; algunos factores externos están involucrados en el proceso. Por caso, si el niño convive cotidianamente con la violencia. "Los padres que no pelean con los hijos, pero se agreden entre sí, estimulan la violencia; los hijos aman a sus padres y por lo tanto tienden a copiarlos. Los padres agresivos corren el riesgo de ser imitados por sus hijos", agrega la terapeuta.
Las frustraciones y las adversidades también son posibles motivos para la agresividad. "Los niños que pasaron por situaciones muy difíciles pueden seguir dos caminos: o se aíslan o se manifiestan con agresiones constantes".
Permitir, castigar o comprender

Los padres que usan el castigo físico para inhibir los comportamientos agresivos de sus hijos, también están sirviendo como modelos de agresividad, demostrando al chico que la violencia es poderosa y útil. Al mismo tiempo, la permisividad ante la agresión (cuando se permite al menor la expresión abierta y libre de sus agresiones) tiene el mismo efecto de una recompensa.

"Muchos padres temen que sus hijos se conviertan en personas "sumisas" y por eso terminan estimulando y reforzando la violencia", dice la sicoterapeuta. Sin embargo, más importante que eso es mostrar al niño que si su compañerito de escuela lo agredió, eso estuvo mal. Y que agredirlo de vuelta es cometer el mismo error.

Aunque la personalidad de los niños no está totalmente formada aún, éstos son capaces de entender los límites que se les imponen. Y los padres deben actuar y reaccionar con una mezcla de firmeza y cariño. "Un buen ejemplo para que los padres usen en el día a día es privar al niño de algo que le guste mucho. Así comprenderá que sus acciones negativas provocan reacciones igualmente negativas, y desventajosas para sí mismo. Lo ideal es un llamado de atención serio, inmediatamente desués de la agresión.
En casos menos graves, una buena salida es ignorar la agresión y recompensar el buen comportamiento con atención y elogios. Según la terapeuta, una de las opciones más eficientes es decirle al chico que usted entiende la rabia que él está sintiendo, que sentir rabia es normal, pero que hay que expresarlo con calma, sin agredir a los demás.

MinhaVida
Por: Ana Maria Madeira

1 de junio de 2010
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